martes, 24 de agosto de 2010

Pedro Azabache y sus discípulos en Europa


La presencia de Pedro Azabache y sus discípulos en Bélgica, registra la importancia de la pintura peruana en un escenario europeo donde se describe aun el arte peruano costumbrista como maravillosa y exótica. Sin embargo la experiencia de estos maestros ayuda a consolidar el arte trujillano en Europa.
Esta exposición está organizada por -Les Amitiés Belgo - Péruviennes, la ville de Mons y la Galerie Club Colonial de Huanchaco, Trujillo.

Indigenismo, una realidad mediática
La hispanidad se instala en el Perú a mediados del siglo XVI y, trae consigo una pintura occidental (óleo/lienzo). En la primera década de 1900 se establece una pintura de temática netamente costumbrista, es decir se recupera imágenes y paisajes de distintos territorios peruanos. Antes que esto sucediera la pintura estaba reflejada en la idea cristiana y el gusto de decorar las grandes iglesias católicas. Pintores italianos y españoles de tercera categoría llegaron al Perú colonial y realizaron una labor de encargo en los grandes recintos católicos, al término de sus trabajos y, sin percatarse que sus ayudantes indígenas habían logrado aprender el oficio de pintar, entonces, estos pintores peruanos mestizos introducen nuevos cánones en los cuerpos occidentalizados. La coloración de la piel y el trapeado va dirigido a una realidad medíatica -personajes de su entorno mismo- ya había empezado la independencia plástica en el arte peruano entre los años de 1687-1688 por artistas indígenas cusqueños, esto ratifica que los cambios pictóricos tienen antecedentes de liberación artística.
La idea de arte nacional en los artistas indigenistas se inicia con los problemas agrarios, donde el campesino fue hacinado a los campos y al arrebato de sus tierras, en estas condiciones y en el silencio se manifiesta una expresión a partir de sus herencias y cánticos de siglos. El color de la indumentaria y el de los cultivos se impregnan de sabor propio, en este contexto se desarrolla un arte popular y salen de sus manos creadoras elementos artesanales con formas que involucra su mundo particular.
Así se iba afirmando un arte verdaderamente nacional, que años más tarde recogería con criterio José Sabogal. Las ansias de peruanidad se esforzaban en revelar cada rincón olvidado, personajes y paisajes inéditos emergen en lienzos para luego ser expuestos en galerías urbanas. El esfuerzo de la pintura indigenista en relación a la práctica oficial del arte académico ganaba terreno y se acogían pintores en diferentes partes del país.
El Postulado de José Sabogal en reivindicar la zona andina del Perú se concentra en plantear en sus telas la vida cotidiana y el fervor popular de escenarios jamás vistos por la población citadina. Sabogal se convierte en el precursor de una nueva corriente pictórica denominada “Indigenismo”, coincidentemente en todo el escenario latinoamericano.
Los Muralistas mexicanos ( Rivera, Orozco, Siqueiros) y la presencia de los brasileños; Portinari, Cavalcanti y T. Do Amaral enriquecen este nuevo movimiento ansioso de autentificar un pasado rico en magia e historia.
Después de la imagen de J. Sabogal se vienen los artistas independientes entre los años de 1945-46, donde le dan un giro más conceptual, sin embargo persiste el mismo lenguaje iniciático.
La presencia de Pedro Azabache en el norte del Perú se consolida como el pintor más importante en mantener los postulados de Sabogal (maestro de Azabache en la Escuela de Arte de Lima). La creación de la Escuela de Bellas Artes en Trujillo por el pintor Azabache cambia la pintura en esta zona norte del país, por su taller pasan diversos alumnos que hoy en día mantienen con salubridad este contexto indigenista. Los temas han variado, los personajes y paisajes pletóricos del mundo costeño pueblan lienzos con escenas de pescadores y costumbres netamente propios. La persistencia de estos artistas discípulos del maestro Azabache: Pío Ángel, Eduardo Urquiaga, Demetrio Saldaña y Víctor Montenegro, heredan una expresión popular manifestada en sus obras donde el color reclama esa candidez y el mágico mundo de donde ellos pertenecen.
La idea de peruanidad no radica en plantear la vitalidad del tema, más bien, existe una dosis de personalidad y una autenticidad que intenta establecerse como parte de una nación producto de la historia a la que no niega sus influencias ajenas. Esta corriente de un concepto más contemporáneo está expresada por artistas recientes como Rómulo Azabache, Pedro Anhuamán Gordillo, Juan Aponte, Isabel Rodriguez y otros.
El concurso de pintura “Pedro Azabache”, también es un aporte fundamental en mantener viva esta manifestación plástica costumbrista. Cada año vemos desfilar jóvenes artistas en busca de este preciado premio que involucra como escenario la campiña de Moche y el legado pictórico del maestro P. Azabache. La persistencia en mantener el lazo prehispánico con la modernidad, se concentra en este territorio Moche.
Esta muestra codifica una pintura paralela a otras opciones modernas dentro del ámbito histórico del arte peruano. La vigencia del indigenismo contiene el pensamiento natural de la vida cotidiana tal como se aprecian en estas obras expuestas en el viejo continente.