viernes, 27 de agosto de 2010
Poesía desde el jardín de Joan Louis Aponte
Todo se ha trasladado al encanto y mundo maravilloso de un enredado paisaje donde la vegetación no se deja violentar con la llegada del hombre. Hojas de plantas silvestres se extienden en coloraciones fantásticas y, entre el forzado follaje se anidan aves silenciosas a manera de guardianes de este intenso y colorido lugar.
Se percibe una maleza de tonalidades incandescentes donde los cuerpos de las vegetales y de tallos delgados, sostienen una peculiar forma de ornamentos donde descansan libres, otras veces inundan el formato saliéndose del cuadro. Por instantes se perciben diminutas avecillas y cuando escudriñamos con insistencia configuramos seres transformados en duendes, éstos, se ubican en un camuflaje de visibilidad caprichosa
- Es una nueva serie de óleos sobre lienzo, una constelación de figuras y colores de contrastes ilimitados donde no se comienza ni termina, así cada uno tiene su propio carácter, también, en armonía. Fueron creados desde mi estudio en Huanchaco donde pasé el invierno en compañía de mi computadora, café y tostadas, para componer la poesía hecha pintura-. Con estas palabras, Joan Louis afirma el proceso de estas obras.
El Colibrí, un ave que cobra importancia en estas pinturas de fondos acaramelados, las diversas estaciones colorísticas que se distingue en estos paisajes se convierten en el hábitat de frágiles y tiernos colibríes que andan dando vuelo entre hojas y flores, algunos extraen el néctar de las flores de este huerto delicioso.
Denominaciones candorosas como; Recolector de Esperanzas, Hojas para Primavera y El vuelo del Colibrí en mí Corazón, son títulos que determinan esta muestra Poesía desde el Jardín. Toda la espesura en una variante de verdes, otras veces anaranjado, se incluye entre un tacaño pigmento diluido como una sabana que cubre el fondo ajustado y de pinceladas quebradas.
Ciertos trazos contundentes acentúan la estructura de las planas y liberadas formas del vegetal. Quebradizos tallos salen de los laterales del cuadro, pero muchos de ellos emergen de la base. Una vista donde todo está suspendido, no se atisba la tierra como reposo de las plantas y, eso permite que el trabajo de Joan Louis quede sin gravedad.
Trece cuadros y un díptico suman esta muestra en un inapropiado montaje donde el cuidado en la distribución y la altitud de las obras desarticulan y afectan la observación. Se tiene que tener cuidado en este detalle, de lo contrario, la Alianza Francesa de Trujillo debería exigir a cada expositor el rigor de una curaduría. La galería de Arte Azur, mantiene una buena disposición espacial, así como de una iluminación adecuada, sin embargo, no se aprovecha de estas instalaciones apropiadas.
Joan Louis Aponte, después de haber obtenido el primer premio 2009 del concurso de pintura Pedro Azabache, trae consigo esta muestra individual instalado de una cierta personalidad, exigiendo en su obra una clara serie de obras de peculiar temática.
El sentido visual de este joven creador se afianza en su propia experiencia al contemplar con fascinación el paisaje y, el simple ejercicio de comulgar con la naturaleza para extraer de modo antojadizo una síntesis de la forma en elementos táctiles, el sabor y la respiración natural se concentra en colores salidos de cuentos mágicos. Se puede contabilizar las piezas que conforman el cuadro, incluso la actitud del colibrí en un escaso aleteo. Aprovecha la intensidad fiera del color y deja sobrevivir a sus habitantes de este bosque perdido, pero existente en el ideario del pintor, un escenario poblado de invención que recupera el espíritu ventilado de senderos concentrados en frescura y vida.
-Joan Louis, enérgico artista escapando de la infructuosa mimeticidad ha sabido aferrarse a la imprescindible sapiencia formal para crear su personal universo de imágenes tan suyas desde ya, donde el color dialoga mágica y sonoramente como nuestros ancestrales Sikus, apoderándose de las imágenes o más bien encontrando en ellas el espacio para sus resonancias, para el dialogo, para ese rojo frente a ese azul-. Es el escrito que vierte Juan Aponte sobre la obra de Joan Louis
La aplicación técnica queda reducida en manchas cortas y una iluminación que no tiene dirección pareciera que estuviese dirigida por luciérnagas escondidas entre pantanos y rastros de un aguacero. Una límpida escena despierta de las manos de Joan para ilustrar un invernadero en un jardín poético. Emociones que contrarrestan las razones, es la importancia fundamental en este grupo de pinturas.