En una oportunidad un amigo pintor me comentó, que pintar un rostro o una figura humana era lo más fácil, sin embargo, jamás observé en su trabajo resolver forma alguna, luego, una pintora me expresó, que el pintar un hermoso retrato o un buen desnudo no garantizaba ser un pintor. Estas dos maneras de abordar el arte revelan que la pintura no radica en la fidelidad de la imagen real, pero, recordemos algunas situaciones como es el caso del artista español Vicente López al retratar al mismísimo Francisco de Goya, retrato espléndido que ni siquiera el propio Goya pudo expresarse en sus innumerables autorretratos, solamente este cuadro pintado por V. López le bastó para ser reconocido como tal.
Fernando de Szyszlo decía que a él le costó mucho aprender a dibujar, incluso veía como Jorge Piqueras resolvía con magistral facilidad la imagen humana. Van Gogh no pisó escuela de arte alguna, sin embargo se inscribió en un curso de dibujo y perspectiva para solucionar aspectos técnicos. Toda contemplación académica será expuesta a riesgos vanguardistas y en ese tránsito se devela un arte personal separado de todo principio formal.
La muestra “Imágenes” en la Casa de la Emancipación, Banco Continental, registra una importante exhibición al término de este año. Alvaro Mendoza Vilca y Quintín Borda Ticona exponen en esta bipersonal un cierto gusto forzado y académico. Una selección de trabajos figurativos con exigencias del buen dibujo.
Alvaro Mendoza mantiene una pintura subrayada por la exquisitez y la envoltura atmosférica que empapa una figura resuelta en un esfumado controlado. Integra la forma en un espacio decoroso y gustativo. La desnudez esplendorosa y sensual postura de sus imágenes femeninas reposan en colchas y pliegues suaves, cojines perfumados y acompañados de flores bañan los cuadros en una estación de estío. Toques finos de pintura rozan la tela para capturar formas y esencias reales, pinta lo que ve y nos atrapa con esa maestría de la figura. No podemos ser mezquinos al ver su trabajo en conjunto y decir, que el arte figurativo no encaja en estos tiempos donde el concepto digital sobrepasa todo esfuerzo manual. La obra de Mendoza llega a nuestra ciudad para mostrar una pintura dotada de sinceridad y sin alarde alguno detalla cada parte de la obra en pincelada precisa y artificiosa. Si precisamos el detalle en su obra, hallamos cierta comodidad al camuflar manos irregulares en una bruma que baña todo el cuadro. Una aproximación láctea blanquecina se presencia en su pintura; característica regular en su trabajo. Hay que destacar la claridad y limpieza académica del cual hace gala .
Esta muestra intenta complementarse con el profesor de bellas artes Quintín Borda al instalar sus obras en el segundo ambiente. Dibujos en grandes formatos trazados al carboncillo se desplazan de las pinturas y, figuras desnudas sobre papel ocre lucen con discreción una morfología de taller. Este contraste rígido de un dibujo alusivo al concepto escultórico se separa de la sensualidad de la otra parte de la muestra.
Un tanto apático ver nuevamente la misma producción escasa de Borda. Dicen que en la repetición está el gusto, sin embargo el gusto se desvanece cuando observamos los mismos trabajos en cada exposición. Debería abstenerse hasta que nuevas obras salgan de su taller. A pesar de este detalle la escultura de sus féminas adiposas no dejan de ser valiosas.
Le cae bien a la ciudad esta exposición de obras digeribles y de lectura accesible, eso permite introducir la naturalidad del arte a través -no de una propuesta- de la plasmación aparentemente real. Aunque vale decir que la realidad estética de la forma es una apariencia que el artista plantea en su obra. Lo que se ve en esta muestra es un cierto afán por legitimar que la pintura sigue siendo pintura y, que, pueden existir mil formas de expresarse.
Alvaro Mendoza y Quintín Borda conspiran ante las nuevas opciones del arte, ellos se perfilan bajo la idea académica reforzando la importancia de una buena formación artística. La validez radica en la permanencia figurativa y en las posibilidades de enfrentar una realidad del tema expuesto. Esta muestra pareciera una clase de taller de bellas artes para quienes quieran renunciar la idea básica de la pintura. Puede existir un esfuerzo por parte de los expositores en intentar prevalecer que la imagen bonita y bien colorida son esencias fundamentales en el arte. Estos trabajos se aproximan a una parte de la práctica profesional y al ejercicio mediático de un artista. Se tiene que tener en cuenta la importancia mental del arte sobre una pintura instintiva rutinaria e inexpresiva.
También podemos aclarar que son muchas las tentaciones estéticas en un creador, este significado de la tentación llega en cualquier instante y, no nos sorprenderíamos ver la figura trasgredida y herida bajo una forma irreal acostumbrada a nuestra mirada.
Las obras que se exhiben en la Casa de la Emancipación exigen a la mirada ser más meticulosa con las formas y detalles elaborados a partir de lo que un artista visual pueda capturar y otorgar al espectador.