miércoles, 15 de septiembre de 2010

La Fiesta del Taita Pancho en Huamachuco


Con la fidelidad de siempre, acostumbramos viajar a Huamachuco en Transportes Fuentes, el recorrido hacia las alturas de la tierra de los Markawuamachucos se torna cada vez más agradable y la accidentada geografía enaltece un pueblo eminentemente religioso.
Día domingo 12 de setiembre el sol radiante aplasta la inmensidad de la plaza de armas, ésta a la vez atestigua el día liberado de nubes junto al campanario estucado de color blanco. Durante la mañana el clima caliente se alista a recibir la fiesta del Taita Pancho y, la Hermandad de San Francisco en Huamachuco se preparó con meses de anticipación para rendirle tributo a este santo nacido en Asís (Italia, 1182-1226), fundador de la Orden Franciscana y de una vida frugal registrada en la austeridad de su existencia.
Se van asomando poco a poco los lugareños en el sitio acostumbrado de la parada del gallardete del 29 de julio, sin embargo, comentan que el espacio donde se realizará el ritual es cinco metros más adelante. Un hoyo aproximado de tres metros significará el reposo del madero a modo de mástil de 42 metros. Desde la Colpa se tuvo que traer el gigantesco poste seco de eucalipto en un conjunto de personas y, entre chicha y bolos de coca los ciudadanos de Huamachuco trajinan para poder transportarlo hasta el centro de la plaza de armas. Sogas y tijeras sirven de soporte para elevar el palo pintado de marrón y blanco identificado con los colores de la vestimenta del Taita Pancho. Los que integran la hermandad se preparan para alzar con devoción y cumplir con el ritual de cada año. Otro grupo de fieles traen consigo la bandera donada por un integrante de la hermandad. El barullo y la agitación de quienes colocarán el madero mástil se disponen fuertes y radiantes, nada es fácil y tienen que coordinar al compás de la banda de músicos y el jolgorio del pueblo. La fiesta se desató magistralmente y los danzantes saltan y entonan en cada paso el respeto al Taita Pancho. La plaza se llenó íntegramente y los fieles esperan ansiosos el instante de la parada del gallardete. El esfuerzo es descomunal y las tijeras cumplen su función de levantar pausadamente.
En el preciso instante que el enorme madero se zambulle al hoyo todos huyen despavoridos dejando a los encargados de las sogas el equilibrio del madero. Según la tradición es el momento culminante donde la tierra es concebida por el madero (falo) y la Pachamama (Madre tierra). Esta actitud de siglos se aprecia cada año en esta fiesta emblemática y religiosa.
“Sólo después de ver el izamiento del gallardete un par de veces, uno se puede dar cuenta de que esta ceremonia, o una similar, ya había sido descrita hace más de 400 años por los sacerdotes agustinos, quienes fueron los primeros misioneros en llegar a Huamachuco; ellos describieron la ceremonia como una de las formas de adorar a la deidad Ataguju que es descrito aquí en esta obra, así como el Dios Padre es descrito en la teología Cristiana, es decir como una figura creadora distante, así como también similar a la deidad quechua Viracocha. De hecho, es probable que Ataguju y Viracocha sean homólogos; ambos parecen representar una conceptualización de la energía/materia creativa primordial, semejante a nuestro concepto de –fertilidad-” Así refiere el arqueólogo Dr. John Topic.

Desde la Fundación de la Hermandad en 1923 han venido desarrollando diversas actividades relacionadas con el Santo Patrono, los devotos fieles a San Francisco tiene como consigna rendirle contribuciones con festividades que regocijan al pueblo huamachuqino.
Los Negros, así se les denominan a esta agrupación cristiana y sus integrantes. Luis Vasallo, Felizardo Sánchez, Felipe Villanueva y otros de importancia se responsabilizan cada año en caracterizar con respeto una fiesta que congrega al pueblo en un reencuentro de paisanos y visitantes que año tras año se va convirtiendo en seguidores del Taita Pancho.