martes, 24 de agosto de 2010

EL MIGUEL ANGEL QUE LLEVA POR DENTRO

Muestra Antológica de Miguel Ángel Díaz Dávila en la galería de arte de la Casa de La Emancipación.

Un acercamiento silencioso nos trae esta muestra antológica realizada en la Casa de la Emancipación, pinturas registradas hasta el 2008 se ven complementadas con material fotográfico en los innumerables trabajos escultóricos y murales en relieves policromados.
Partiendo desde el frontis de la Universidad Nacional de Trujillo, la fachada de la Escuela de Bellas Artes de Trujillo y la Universidad de Cajamarca, así como en la Universidad San Pedro en Chimbote y universidades en Lima, apreciamos el despliegue total de relieves magistrales. La elocuencia plástica tratada en cada lugar se remonta a los aspectos históricos de cada región sin alterar su estilo personal.
Una discreta selección de obras se exhiben con el propósito de legitimar su producción de este artista Shilico nacido el 27 de abril de 1942 (Celendín, Cajamarca). La presencia de su trabajo en el Perú se halla en la vía pública y eso favorece al peatón, convirtiéndose cómplice de estos relieves ajustadamente coloreados. Desde el Paseo de las Musas en Chiclayo, - temática Kitch en un escenario donde la presencia del Señor de Sipán desborda-. “Hortensias” relieve instalado en El Golf II, ratifica el desempeño pleno en un espacio ornamentado con formas que identifican la peculiaridad de Miguel A. Díaz.
Una escultura plana, digerible y sin exigencias morfológicas se posicionan en espacios visibles y de tránsito agitado. Sus relieves institucionales emergen en imágenes formales y alegóricas. La simbología de sus elementos radica en una lectura figurativa y, obedece muchas veces a la exigencia del entorno donde elabora su obra. Se documenta de elementos básicos antes de enfrentar una obra pública. También, se anexa de aspectos históricos para que el tema esté comprometido con el lugar. Sus relieves ocupan frontis y, tiene cuidado que la forma no altere una realidad al que él está sometido.
Pinturas de chalanes y caballos solitarios se dejan recrear en sus telas en una técnica mixta, puntos yuxtapuestos definen cuadros con cierto acento puntillista. Estos círculos de color diminutos van armando la figura logrando encajar trabajos de temas vistosos y representativos.
La familia se filtra de manera afectiva en sus telas donde la idea personal se deja compartir en tres pinturas alusivas a un joven ausente. “Siempre vives”, “Joven azul” y “Amorosa ofrenda”, una recreación distante que expresa con cierta nostalgia. Díaz Dávila manifiesta su trabajo a partir de sus propias experiencias en escenas dramáticas y desoladoras.
El conjunto de obras expuestas en esta especie de retrospectiva revela la importancia visual de un artista formado con sus propias exigencias estéticas. El dominio pleno de la figura humana responde a la continuidad permanente de seguir laborando en diversos espacios.
La información detallada de sus trabajos en esta muestra, nos hace recordar que un artista está moldeado para la creación y en este contexto su obra ha dejado un importante manifiesto en estos últimos treinta años. El éxito de su obra radica en los relieves policromados, y es ahí donde el progreso plástico ha tenido mayores logros en relación a la pintura de caballete. La fragilidad de su pintura en el soporte plano de la tela, se desvanece y pierde vitalidad al someter el mismo principio de la escultura y la pintura en un solo tratamiento.
Sin embargo, La categoría de sus murales poseen una fuerza que se activa a partir de las hendiduras marcadas en la frescura del material que él mismo ha investigado. El concreto y el mármol reconstituido es la base primordial en el uso de los relieves, esa familiaridad le permite jugar con la diversidad compositiva y el conjunto de seres que inundan grandes extensiones de cemento tratado. Logramos ver importantes alegorías muralistas perpetuadas en un material durable. Estos secretos y mañas que ha logrado conseguir en años de dedicación queda plasmado en recintos artísticos ventilados por la solidez de su trabajo y la responsabilidad que trasmite a los espectadores urbanos con la elección del tema.
En los extremos de la galería principal apreciamos dos esculturas femeninas con alusión a la mitología griega, estás pálidas y blanquecinas piezas deberían alejarlas de la muestra porque perjudica el recorrido, además, no mantiene esa persuasión estética y se distancia de los hermosos relieves policromados. Pero, al final del otro ambiente se nos presenta los emblemáticos cuerpos del regordete y escudero Sancho Panza acompañado de su fiel y macilento amigo el Quijote de la Mancha, esta escultura resuelta en fierro, planchas y tubos de metal nos demanda una descomunal energía.

Cuando caminamos al compás de nuestras extremidades y observamos estos murales, no nos imaginamos como se ha logrado resolver al grupo de personajes históricos tallados y fijados en fascinantes incisiones. Seres de la literatura, justicia, arte y religión se dejan moldear por las manos de Miguel Ángel Díaz Dávila, haciendo honor con su nombre, al famoso genio del arte renacentista en Florencia.