domingo, 2 de octubre de 2011

Muestra antológica de Pedro Azabache


Esta fiesta de primavera se tiñe con sabor a Moche y la presencia del maestro Pedro Azabache Bustamante en esta importante exposición antológica refresca la vitalidad de Moche en todo su esplendor.
La Casa de la Emancipación es el escenario para apreciar el trabajo de distintas épocas y una temática que reivindica su lugar de nacimiento.

La Conclusión plástica del maestro Pedro Azabache está definido, pero la aparente definición de la corriente indigenista -término en discusión- se mantiene en estado térmico. Es posible que su apogeo se haya concentrado a mediados del siglo XX, y la supervivencia del concepto, arraigado al esquema popular mantiene una salubridad visual, sin embargo la palidez premonitoria daba lugar a otras expresiones. La obra de los últimos herederos de José Sabogal pasa inadvertido y son contemplados como el rezago original de una corriente pictórica que complace una peruanidad soberana y étnica. Si bien, es cierto, la inalterable actitud del ejercicio de la pintura causada entre 1687-88 por artistas indígenas en Cusco, ratifica que los cambios pictóricos ya tenían antecedentes de liberación artística.
La independencia indigenista proclamada en los años 1920 y simultáneamente en México acompañado por el desgano estético originado por la primera guerra mundial son contemplaciones fundamentales. Las violentas apariciones estéticas de post-guerra como el Abstracto Concreto, Realismo Existencial, Poéticas del Arte, Arte Pobre, Nueva Figuración y otras opciones plásticas llegan a Perú tardíamente, ya sea por publicaciones o por la visita de pintores peruanos a Europa. Todo esto sucedía en el viejo continente y, acá se debatía entre el indigenismo y lo abstracto; ambas corrientes mantenían seguidores con postulados de revisión fáctica, alegados a los ánimos de supervivencia estética o sencillamente al resultado magro de la pintura peruana hacia los años 1970.
Esto puede resultar alterador cuando toda la hegemonía de las artes visuales se deposita en lo visual y digital, y la permanencia intacta e inamovible de la observación real se convierte en obsoleto e imaginario. Residir con la temática costumbrista, -costumbres vigentes en actividad- solamente referido de la realidad sociocultural en el interior del Perú. El proceso de achichamiento no encaja en este contexto descrito aún en la intimidad étnica, así como la expresión de los polvorientos lugares de origen nativo.
Moche es la realidad ahora, Moche es Pedro Azabache y la acción inmediata se convierte en nuestro interés estético.
Pedro Nolasco Azabache Bustamante, natural del valle de los Moche. Imagen firme de la pintura norte del Perú y el único sobreviviente de esta camada de creadores indigenistas. El término; nuevo o post, son categorías que intentan encasillar la obra completa de un pintor que habitó más de medio siglo inamovible, esmerado de las nuevas tendencias tentadas por cualquier artista. En principio su obra estaba cargada de la influencia de Sabogal, y como el contagio es cíclico, entonces observamos a Azabache su íntegra separación de la sombra del grupo indigenista a fines de 1970 y mediados de 1990, (es posible que las Bienales Internacionales en Trujillo significaran estos giros en su obra) le bastó una década para ofrecernos su espíritu libre, desprendido de la obediencia sabogalina. La novedad que trae consigo es, precisamente la iluminación atmosférica extendida en la coherencia de la imagen personalizada, caracterizada en el cambio gradual de la morfología humana. Los referentes básicos modela una plasticidad más sensible a la luz y una matización sustentada en el amor a su tierra. El paisaje minucioso pertenece a su vida, se sumerge desde el alba y sale triunfante al ocaso. De sol a sol batalla y reanuda el mismo tema; su entorno. Proclive a la naturaleza de años, a veces deteriorada, pero creyente a los ofrecimientos de la tierra y a la vegetación depurada por su mirada liberada.
La definición ajena; “inactual” vive un eterno presente, y el brillo de sus ojos del maestro reverencia el nombre a este movimiento que forma parte de la historia del arte y de quienes somos conscientes que su obra aun no se ha tratado en su auténtica vastedad.
Esta retrospectiva registra el tributo y agradecimiento al maestro Pedro Azabache, figura diáfana y solemne de esta tierra milagrosa llamada Moche.