domingo, 18 de septiembre de 2011

Los Fantasmas Urbanos de Cecilia Carrión


“Constructo de un imaginario” así se denomina la obra de Cecilia Carrión Serrano (Bachiller en Artes Plásticas, especialidad de Grabado, Pontificia Universidad Católica del Perú - Lima), quien viene exponiendo en la galería de arte “Azur” de la Alianza Francesa de Trujillo. Veinte grabados dispuestos ordenadamente y con una pulcritud que garantiza el buen ejercicio de la técnica del grabado.
La esencia de esta muestra radica en el recupero de la ciudad de manera íntima, recurre a diversas vistas urbanas y las adhiere en fragmentos logrando una conjunto imaginario citadino.
La predilección por fachadas tratadas digitalmente compone el conjunto externo de calles accidentadas y agitadas. Cuando un sector de estos espacios habitacionales le fascina, entonces, las duplica cuidadosamente para evitar la fatiga visual. Entre pórticos, ventanas, puertas y cornisas, aglutina realidades que forman parte de su convivencia. Esta creación personalizada del paisaje urbano está poblada de seres anónimos, blanquecinos y transparentes ubicados a modo de existencia, el restablecimiento de la imagen se concentra básicamente en la inclusión de una urbanidad que se extingue, sin embargo ella pretende enaltecer ese territorio que en algún instante le perteneció. Espacios creados a partir de la yuxtaposición de trozos graficados son envueltos a partir de una computadora para luego ser impresos sobre soportes de papel algodón.
El detalle en estos grabados digitalizados, es la intervención de la figura humana fileteada en color negro trazado sobre papel canson transparente, eso permite que los espacios no se recarguen y se logre apreciar la obra en su conjunto. Le viene a la memoria parajes recorridos por una niña que recuerda sitios almacenados en su interior. Esos fantasmas que rondan y contemplan quietos cada rincón sin hallar su domicilio son expresados por sectores. La presencia humana se extingue en cada una de las obras para concentrarse en la construcción del espacio, quiere mostrarnos que su pasado urbano es el mismo y deambula por escaparates para rescatar lo que aún le queda de conciencia.
Temas como “En la ciudad” atrae elementos para componer lugares de realidad precaria. Le basta un gran frontis pálido para jugar con una cierta actividad motorizada. En la serie “Des Journaux” compuesta de seis trabajos cuadrados (transferencia sobre MDf), ligeramente pequeños y donde rostros de niñas son borrados para realzar la actividad infantil en escenas cotidianas. Nuevamente hace uso de la texturación y de efectos visuales que complementan una temática reposada.
Los recuerdos aun frágiles en la tentativa de Cecilia se aclaran en cada parte de su trabajo, se esfuerza en definir situaciones de su niñez y esboza zonas fantasmales queriendo concretar el lugar que habitó. Camina y se entretiene con diversos detalles recreando una arquitectura aun borrosa en su mente. La construcción de su obra se alimenta de un imaginario pavonado representado en partes, es por eso que no se distingue con exactitud la demarcación de su pertenecía territorial.
-Desde niña solía crear y construir imágenes en mi mente, jugaba con estas imágenes representándolas en dibujos y acciones. En mi habitación sentía de vez en cuando una ausencia, una inquietud que nacía, tal vez, a partir de la toma de conciencia de proceder de una familia diferente a la adoptiva. Desde ese instante fui construyendo en mi imaginario de manera intermitente, imágenes que irían armándose por medio de sensaciones, yuxtaponiéndose una a otra- de esta manera reflexiona Cecilia Carrión

Desde los trabajos del grabador trujillano radicado en Alemania, Juan Collantes no habíamos visto una muestra que facture la especialidad del grabado tan poco difundido.
El buen uso de la computadora nos hace olvidar por instantes que las prensas de grabado queden como reliquias y subyugadas por los grandes formatos de impresión digital. El proceso creativo queda al margen de estas intervenciones modernas, sin embargo la utilización de este medio permite que la obra se duplique con una facilidad mediática.

Entre Chamanes y misterios del Ande


Nuestros antepasados preincas mantenían una comunicación frecuente con la naturaleza, eso permitía una permanente comunión con el territorio donde habitaban. Desde los cerros llamados Apus hasta las lagunas denominadas Cochas, nuestros ancestros tenían un respeto y una devoción que lograron transmitir a diversas generaciones. Las plantas curativas y ciertos animales sometidos a rituales religiosos eran una costumbre que actualmente se practica en nuestro país.
Algunas regiones con mayores motivaciones desarrollan el ejercicio chamánico y la cura con hierbas. El sanpedro y el ayahuasca son los brebajes que más adeptos tienen por ahora, ambas alucinógenas y de sublimación suprema. Existe en el Perú una importante variedad de flora silvestre mágica y curativa que es utilizada por los denominados médicos naturistas, herbolarios, chamanes, brujos y santeros.
“Encantos y Médicos del Ande” es una propuesta realizada por el artista plástico y arqueólogo Wilo Almanzor Vargas Morales, esta exposición se puede contemplar en la galería de arte de El Cultural. La importancia se suma a esta muestra, en la complementación del registro arqueológico y la intervención plástica visual. Una distribución de elementos y piezas de cerámica nos acerca a reconocer que aun seguimos siendo una cultura mágica y de costumbres muy propias. Ha ubicado al fondo de la sala una mesa típica de un curandero abastecida de fragmentos y plantas que nos conlleva a creer que la sanación se concentra en recuperar nuestra naturaleza más allá de ciertos principios religiosos occidentales.
También nos quiere mostrar que esto no es una simple imaginación, para eso ha tomado como referencia a personajes reales con cierta inclinación curativa; (Pablo Lázaro Villacorta) más conocido como el Doctor Pablito, importante herbolario instalado hasta el año 1979 en la novena cuadra de Independencia en pleno centro de la ciudad, una fila interminable de usuarios esperaban con una credibilidad indesmayable por los menjunjes que el tal don Pablito preparaba con acierto.
(Eduardo Calderón Palomino) El Tuno, es otro de los personajes más estimado y estudiado en Trujillo, estuvo afincado en el balneario de Las Delicias. Su Mesa de trabajo actualmente se halla en el museo de arte americano en Austria. Curaba con el cuy y lograba despejar males internos de las personas. El escritor liberteño Eduardo González Viaña describe al Tuno así; Era su panza lo que más contribuía a las asombrosas proporciones de aquella silueta a contraluz. Su cabeza parecía tallada mil años atrás con unos ojos chinos y una nariz de hacha a los que se añadía una larga cabellera recogida en la forma que lo hicieran los profetas. Por lo menos mide cuatro burros de ancho, me había dicho con el índice del secreto sobre los labios un buen amigo suyo.
Wilo Vargas no ha querido dejar de lado a los actuales brujos que aparentemente profanan los principios de nuestros grandes chamanes de la historia peruana, mucho menos a los mencionados anteriormente. Entre ellos podemos mencionar a Kalula y Gíbaro de quien presenta un video en plena sesión de florecimiento, entre la oscuridad y el resplandor de los cirios emerge el curandero en acto ritual. Algunos que suelen anunciar en diarios nacionales como El Zantero, brujo pactado y de curaciones realizadas en las huaringas. El gran Oscar, La diosa del amor, Doña Dora y otros de discreta publicación periódica.
A todo esto apreciamos que la muestra de INTIPUNKO dirigida por Vargas Morales recupera el concepto folclórico nacional. – Conforme nos remontamos al pasado observamos que la medicina y la enfermedad siempre estuvieron ligadas con la magia y la religión. En aquellos tiempos las prácticas chamánicas tuvieron una difusión planetaria, tal es así, que no existía ningún grupo humano sin la presencia de un hombre-medico, brujo o chamán. Este personaje rodeado de una atmósfera mística, cumplía la función de alejar a los malos espíritus y atraer a los buenos, su conocimiento de plantas medicinales lograba curar el dolor o la enfermedad incrementando su reputación y respeto en el grupo-. Bajo esta percepción registra en la presentación del catálogo Wilo Vargas.
La escultura de un chamán, cirios, un carrito en ruedas con botellas llenas emoliente, cuyes vivos en exhibición, plantas curativas, la infaltable coca fotos y videos de curanderos, y textos que explican nuestra cultura se juntan para refrescarnos que somos parte de ese mundo que se extingue conforme es arrasada por la urbanidad y la impersonalidad de sus habitantes.